Si, admítelo, sientes miedo...
O quizá deberías decir, sentías miedo...
Piensas y te repines una y otra vez en voz baja: "no me voy a enamorar, no me voy a enamorar, no me voy a enamorar..." como si de un hechizo se tratase.
Crees tener la situación controlada, no le necesitas, no le quieres, no hay indicios de amor o, por lo menos, tú no te das cuenta de ellos, todo va sobre ruedas, es encantador, te encanta estar con el y punto, día a día te gusta mas su presencia pero, cuanto mas te gusta, mas te alejas.
Vuelve el miedo.
No debes tenerlo tan cerca y tu cabeza te lo grita pero, no sientes lo mismo y en una milésima de segundo debes tomar la decisión que va a marcar tú presente y futuro. ¿Haces lo que crees que debes o lo que sientes?
Entonces, te dejas llevar, cierras lo ojos, y le besas.
Sientes como el pecho se te encoje, se te olvida todo lo que hay a tu alrededor, solo puedes concentrarte en esa explosión de sentimientos que brotan de ti repentinamente, esos sentimiento que el temor tenia escondidos.
Abres lo ojos y ves la cantidad de gente que hay a tu alrededor, se te había olvidado que estaban allí y estas segura de que por mucho que vean ninguno llega a imaginarse lo que has sentido en ese instante...
Has tomado una decisión, tu vida a cambiado, no va a ser fácil, nadie dijo que fuera fácil pero, estas totalmente segura de que merecerá la pena...
Ahora piensas: "el miedo a desaparecido"
No hay comentarios:
Publicar un comentario